Se dice que en la vida nada es fácil. Que para alcanzar el éxito hay que poner mucho esfuerzo y eso es especialmente cierto en el mundo empresarial. Para un emprendedor su condición es un estilo de vida en sí mismo.
No son raras las historias de fundadores de empresas que hablan de cómo han aumentado de peso, dejado de hacer ejercicio y básicamente viven en su oficina. Esto conduce a niveles de estrés que no todos saben cómo soportar.
Ya sea que la impulses con dinero propio o con el apoyo de inversores, no hay nada sencillo en construir un negocio desde cero. Incluso aquellos que están generando grandes ganancias, en algún momento pasaron o pasan por profundas crisis personales en su ruta a alcanzar el éxito.
Business Insider citó una entrevista a Steve Jobs realizada en 1995, que sirve de claro ejemplo de esto:
“Estoy convencido de que cerca de la mitad de lo que separa al emprendedor exitoso de los no exitosos es pura perseverancia. Es tan duro. Pones tanto de tu vida en esto. Hay algunos momentos tan duros en el tiempo que creo que la mayoría de las personas se da por vencida. No los culpo. Es realmente difícil y consume tu vida. Si tienes una familia y estas en los días iniciales de una compañía, no puedo imaginar cómo alguien podría hacerlo. Es prácticamente un trabajo de 18 horas al día, siete días a la semana, por un tiempo.
A menos que tengas mucha pasión por esto, no vas a sobrevivir. Vas a tener que darte por vencido. Así que tienes una idea, o un problema, o un mal que quieres corregir, por el cual estas apasionado. De otro modo no vas a tener la perseverancia para seguir hasta el final. Yo creo que esa es la mitad de la batalla allí mismo.”
El estilo de vida del emprendedor
Basta con hablar con cualquiera que tenga una empresa nueva para conocer las presiones que enfrenta un emprendedor. La presión por avanzar con rapidez, la presión de hacer rentable la empresa, alcanzar metas, ser estable. En las grandes empresas también hay enormes presiones para quienes tienen altos cargos, pero en el caso del fundador de una empresa, la presión viene no solo de fuera, sino de sí mismo, de las expectativas que tiene a nivel personal.
Las horas de trabajo que se deben dedicar a un proyecto propio, por si mismas resultan intimidantes. Es un ejercicio de, tal como dijo Jobs, perseverancia. Una perseverancia a toda prueba.
Hay dos formas de emprender, o recurriendo a la financiación de otros o haciéndolo completamente por tus medios. Lo primero es recibir capital emprendedor y a lo segundo se le llama bootstrapping. Ambos tipos de emprendimiento requieren de mucho trabajo para despegar. Sin embargo sus presiones son distintas.
Los primeros deben rendir cuentas a la junta de inversores que le apoyan, pero cuentan con mayor capital inicial para impulsar sus proyectos. Mientras, los segundos prefirieron hacerlo en solitario por la libertad de ser sus propios jefes y guiar a su gusto sus empresas.
Pero ni hacerlo por tu cuenta es tan libre como parece, ni contar con inversores es garantía de éxito. Ambos implican una entrega excepcional. ¿Tienes la perseverancia que se necesita para emprender?